Crea distancia de tu mente
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¿Por qué funciona?
A menudo, creemos que somos nuestros pensamientos: «Soy un fracaso», «Nadie me quiere», «Todo saldrá mal». Pero en realidad, esos son solo mensajes que produce tu mente, como un radio que transmite canciones al azar. El problema no es el pensamiento en sí, sino cuando te lo crees al 100% y actúas como si fuera la verdad absoluta.
Este ejercicio te ayuda a:
- Separarte de tus pensamientos: Al agregarle «Mi mente me dice que…», dejas de identificarte con ellos y los ves como lo que son: solo palabras.
- Reducir su poder: Si un pensamiento desagradable lo dice un personaje exagerado o cómico (como el Grinch o Pinocho), pierdes el miedo y ganas perspectiva.
- Recuperar el control: Cuando no te fusionas con lo que piensas, puedes elegir cómo responder, en lugar de reaccionar automáticamente.
¿Cómo usarlo?
Primera tabla: «Mi mente me dice que…»
- En la primera columna, escribe el pensamiento tal como aparece en tu mente (ejemplo: «Soy inútil»).
- En la segunda columna, reescríbelo agregando: «Mi mente me dice que…» (ejemplo: «Mi mente me dice que soy inútil»).
- Observa la diferencia: Al leerlo así, notarás que el pensamiento es solo un mensaje, no una verdad sobre ti.
Segunda tabla: «¿A qué personaje se parece mi mente?»
- Piensa en un personaje animado, de película o caricatura que represente cómo suena tu mente cuando te dice cosas desagradables. ○ ¿Es dramático como el Lobo de los Tres Cerditos?
-
- ¿Es exagerado como el Patito Feo antes de convertirse en cisne?
- ¿Es pesimista como Eeyore de Winnie the Pooh?
- Dibuja o escribe el nombre del personaje al lado de la tabla.
- Imagina que el personaje dice tus pensamientos: Cada vez que tu mente te diga algo negativo, piensa: «Ah, esto lo dice [el Grinch], no es mi voz».
Para recordar:
- No es negar tus pensamientos, es dejar de tomártelos tan en serio.
- Elige un personaje que te haga reír: Así será más fácil no creerle.
- Practica con pensamientos «fáciles» primero: Como «No voy a poder con esto», antes de pasar a creencias más profundas.
- Usa un tono juguetón: Si tu mente dice «Soy horrible», responde: «¡Ah, otra vez el Grinch hablando!».
Reflexión final
Tus pensamientos son como nubes en el cielo: pasan, cambian de forma y a veces hasta se ven amenazantes. Pero tú no eres el cielo, ni las nubes. Eres quien las observa. Cuando dejas de fusionarte con lo que dice tu mente:
- Recuperas tu poder: Ya no eres víctima de tus pensamientos, sino su observador.
- Ganas libertad: Puedes elegir si les haces caso o no, como si cambiaras de canal en la tele.
- Vives con más calma: Porque sabes que los pensamientos desagradables son ruido, no verdades.
Pregúntate al terminar:
- ¿Qué personaje representa mejor a mi mente cuando se pone difícil?
- ¿Cómo cambiaría mi día si escuchara mis pensamientos como si los dijera [ese personaje]?
- ¿Qué pensamiento puedo «desidentificar» hoy usando «Mi mente me dice que…»?
Recuerda: No eres tus pensamientos. Eres quien los escucha, los cuestiona y decide qué hacer con ellos.
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