Registro de pensamientos recurrentes
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¿Por qué funciona?
Imagina que tu mente es como un jardín. Si no le pones atención, los pensamientos negativos crecen como maleza y terminan ahogando todo lo demás. Este registro es tu herramienta de jardinería: te ayuda a ver con claridad qué pensamientos aparecen, cómo te afectan y, lo más importante, qué haces con ellos.
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- Te saca del piloto automático: Muchas veces reaccionamos a los pensamientos sin darnos cuenta. Al escribirlos, tomas distancia y puedes decidir qué hacer en lugar de dejar que ellos decidan por ti.
- Identificar patrones: ¿Hay pensamientos que se repiten? ¿Emociones que siempre aparecen después? Al verlos en una tabla, descubres qué te funciona y qué no.
- Te empodera: No se trata de eliminar los pensamientos (¡son normales!), sino de aprender a relacionarte con ellos de una manera que no te lastime.
¿Cómo usarlo?
- Llena la tabla cuando aparezca el pensamiento o al final del día
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- Fecha: Pon el día para llevar un seguimiento.
- Pensamiento recurrente: Escribe literalmente lo que pasa por tu mente. Ejemplo: «Nunca voy a poder con esto», «Soy un fracaso».
- Emoción: ¿Qué sentiste? Tristeza, ansiedad, enojo, frustración… No hay emociones «malas», solo información.
- ¿Qué pasó después? ¿Te quedaste rumiando? ¿Lloraste? ¿Te distrajiste? ¿Hablaste con alguien? Sé honesto, sin juzgarte.
- Estrategia: Aquí es donde tomas el control. Pregúntate: «¿Qué puedo hacer por mí en este momento para sentirme mejor?» (Ejemplo: «Llamar a mi hermana», «Respirar 5 veces», «Salir a caminar»).
- Revisa tu tabla cada semana
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- Fíjate si hay pensamientos o emociones que se repiten. ¿Qué estrategias te funcionaron? ¿Cuáles no? Ajusta según lo que descubras.
- No lo hagas perfecto, hazlo útil
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- Si un día no llenas la tabla, no pasa nada. Si solo escribes una palabra en «emoción», está bien. Lo importante es que te sirva a ti, no que quede «bonito».
Para recordar:
No es un examen, es un mapa: Este registro no es para «aprobar» ni para que alguien te juzgue. Es tu brújula para entenderte mejor.
Las emociones son mensajeras: No son el problema, son señales. Escúchalas, pero no dejes que te controlen.
Pequeños cambios, grandes resultados: Si descubres que una estrategia no funciona, prueba otra. La idea es ir ajustando hasta encontrar lo que te ayuda.
Sé compasivx contigo: Si un día solo escribes «Estoy mal» y no pones estrategia, está bien. Mañana es otro día.
Reflexión final
Los pensamientos negativos no son tus enemigos, son partes de ti que piden atención. Este registro te ayuda a verlos sin miedo y a elegir cómo responder. No se trata de que desaparezcan, sino de que no te definan.
Pregúntate al final de la semana:
- ¿Qué pensamiento se repite más? ¿Qué me dice de lo que necesito?
- ¿Qué estrategia me hizo sentir un poco mejor? ¿Cómo puedo usarla más seguido?
- ¿Hay algo que siempre hago después de un pensamiento desagradable? (Ejemplo: aislarme, comer, llorar). ¿Me funciona o me hunde más?
Recuerda: No estás «roto». Estás aprendiendo a navegar tus emociones, y eso es un acto de valentía.
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